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En los últimos diez años, en la República Argentina, la relación entre el Estado y los representantes de la Iglesia Evangélica ha pasado de tímidos acercamientos a proyectos más serios. Organizaciones como FAIE y ACIERA (representantes de la mayoría de las congregaciones evangélicas en este país) han pronunciado su visión en los debates sobre libertad religiosa, la reforma del Código Civil y otros temas socio-políticos, como los debates en torno al proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, dando visibilidad a las iglesias como actores sociales relevantes.

En relación a este tema, el pastor Rogelio Nonini dedica todo un capítulo de su obra “Tarea Pastoral” a analizar esta cuestión. Según el autor, la Iglesia se ve afectada por el contexto económico-social imperante, lo que significa que sus miembros no son ajenos a las necesidades y conflictos de los demás ciudadanos.

Por ejemplo, según el Nuevo Testamento, la Iglesia fue fundada con el propósito de extender la verdad de Cristo a todas las naciones guiándo a las personas al evangelio no sólo a través de la Palabra, sino con sus acciones, tal como hizo Jesús; viendo las necesidades espirituales pero también las materiales.

Con el paso del tiempo las congregaciones han adoptado distintas posturas respecto a la Gran Comisión. El mandato “vayan y hagan discípulos a todas las naciones” se ha traducido en campañas evangelísticas, viajes misioneros y medios de comunicación que transmiten prédicas llamando al arrepentimiento. Se trata, en muchos casos, de acciones encabezadas por iglesias y líderes cristianos que anhelan “ganar almas” para el Reino de Cristo y que, sin embargo, no se arriesgan a participar de manera conjunta con otras instituciones de la sociedad.

En ocasiones esto se debe a que existe una resistencia a involucrarse más de la cuenta con actividades, e incluso personas, fuera de la estructura de la congregación. En este sentido, retomando el texto de Nonini, “es verdad que los cristianos contamos con recursos espirituales para enfrentar la vida con otra actitud, pero también pertenecemos a una Nación y gozamos de innumerables beneficios por los que históricamente pelearon otros ciudadanos (no necesariamente cristianos), como mejoras laborales, de salud, de educación, etc”.

En la Biblia se menciona la paradoja de estar en el mundo sin ser parte de él, al afirmar que nuestra ciudadanía está en los cielos (Filipenses 3.20). Y sin embargo, al mismo tiempo, Jesucristo mismo, en su oración intercesora por sus discípulos, ruega al Padre que los proteja del maligno, pero pide a la vez que no los quite el mundo (Juan 17:15).

El papel trascendental de la Iglesia

Si bien existe una serie de cuestiones que pueden abordarse desde la acción social individual, es decir, desde el compromiso de cada cristiano de mostrar un buen testimonio y ser agente de cambio en los lugares donde esté, también es cierto que la iniciativa debería partir de nuestras congregaciones locales.

Se trata de superar ese tímido acercamiento a la participación directa y cooperativa. Esto quiere decir que aunque no haya recursos económicos para abrir un Ministerio de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) dentro de la congregación, sí existen infinidad de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) donde poder participar activamente. Como también están los clubes de barrio de los que somos parte, las facultades en las que estudiamos y los hospitales públicos que utilizamos. Todos ellos son lugares con los que la Iglesia puede comprometerse a trabajar de manera activa.

Este tipo de iniciativas pueden generar un verdadero impacto en la comunidad, ya que reflejan el amor de Dios hecho servicio. Además, representan la perfecta oportunidad para que las personas puedan llegar a nuestras congregaciones y establecer vínculos con los cristianos sin sentir la presión de ser evangelizados.

Por eso, las acciones destinadas a abrir la iglesia hacia la comunidad no deben dejarse libradas al azar. Por el contrario, deben impulsarse desde los púlpitos, afirmando a los hermanos en la fe, animándolos a estar informados de la realidad político-social y orando por quienes tienen carga de ocupar puestos en la comunidad, a fin de que los proyectos sociales estén inmersos en valores cristianos y la misión de servicio de los cristianos sea vista como buen testimonio.

La Iglesia como institución sigue teniendo influencia sobre la sociedad, en aspectos morales y éticos, se mantiene como referente social. Corresponde, entonces, estar a la altura de dicho paradigma y representar realmente a la iglesia que Jesús instituyó.

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Leandro Berguesi

Es de Lomas de Zamora y actualmente reside en la ciudad de La Plata, está casado y tiene un hijo. Estudió profesorado en Artes Plásticas en la facultad de Artes de la UNLP y Teología en el Seminario Internacional Teológico Bautista. Co-fundador de Ecclesia Joven y Autor del libro “Repensar la casa”.

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Leandro Berguesi

Es de Lomas de Zamora y actualmente reside en la ciudad de La Plata, está casado y tiene un hijo. Estudió profesorado en Artes Plásticas en la facultad de Artes de la UNLP y Teología en el Seminario Internacional Teológico Bautista. Co-fundador de Ecclesia Joven y Autor del libro “Repensar la casa”.

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